No es suficiente saber idiomas para saber traducir. La traducción profesional es en realidad una gimnasia mental que permite transmitir conceptos, y solo traductores titulados, experimentados y que traducen a su idioma materno son capaces de practicar este arte a un alto nivel.
La calidad de una traducción se basa, sobre todo, en un texto fuente bien redactado y un documento que sea lo más fácil de leer posible. Cabe destacar que es arriesgado empezar a traducir antes de que el texto original esté finalizado.
Antes de una colaboración asegúrese, por ejemplo, del carácter internacional de su documento original: evite los juegos de palabras intraducibles o las referencias demasiado idiomáticas en una sola lengua.
También es importante que comunique su léxico, si dispone del mismo, o que proporcione documentos y referencias anexas que puedan ayudar al traductor en su trabajo. No dude en proporcionarnos el máximo de información posible, como, por ejemplo, el público al que se destina su traducción.
Pero la calidad también se basa en la buena elección del traductor, un conocimiento detallado de lo que usted necesita y la implementación de un método de trabajo riguroso que incluye una revisión y un control minucioso del texto traducido. Esta es nuestra labor cotidiana. Las mejores traducciones se obtienen cuando la empresa y la agencia trabajan con espíritu de colaboración.
Por otra parte, el precio de una traducción puede variar hasta un 300 %, pero por debajo de un determinado umbral, solo obtendrá un trabajo chapucero que podría arruinar todos sus esfuerzos de desarrollo internacional o, en el caso de una traducción jurídica, hacerle perder un pleito.
Si su objetivo es convencer o vender, recurra a una agencia de traducción experimentada.
Traducimos todos los idiomas escritos del mundo con todas las combinaciones lingüísticas posibles.